lunes, 14 de enero de 2008

Siamo arrivati al Piemonte - 1

Con el peso de un viaje agotador, luego de toda una jornada recorriendo diversos puntos de la geografía urbana turinesa heme aquí, luego de casi 24 horas, listo para echar mis huesos a dormir.


No alcazaban aún a ser las 10:30 de una fresca noche romana, cuando salí corriéndo del departamento, volé por las escaleras de marmol, con la sensación de haber olvidado algo y la típica dispósición que se adopta cuando se está atrasado.


Sin haber alcanzado a comprar un ticket, subí el primer bus que pasó, sabiendo que es imposible pagar arriba y esperando que esta vez no fuera a aparecer el inspector, aunque no tendría porqué, si no lo ha hecho jamás desde que estoy aquí.


Bajé en Piazza Venezia, confiando en que la suerte seguirá de mi lado, está vez es más importante, pues tengo una cita a una hora determinada. Luego de 5 minutos pasa el bus de rigor, nuevamente sin dinero, y sin la presencia de inspector. ¿No estaré tentando a la suerte?.


Arribo a la Estación Ostiense, a unos 400 metros de la piramide, a la hora acordada, ni un minuto antes ni uno despues, y ya casi todos estaban ahí. Tres de mis cuatro compañeras de doctorado y un monton de veinteañeros estudiantes de arquitectura, preferentemente mujeres, junto a un par más que bordean o exceden los 30. Se suceden conversaciones varias, exalaciones de frío, expresiones de lamento por encontrarse cerrada la cafetería, cigarrillos liados y cierta tranquila expectación.


(continuará)

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