lunes, 22 de junio de 2009

Porta Pia - Roma

En 1561 el papa Pío VI decidió abrir una nueva puerta en el extremo norte de las "murallas aurelianas" de Roma (construidas durante el mandato del emperador Aureliano en el siglo III, para defender la ciudad de los ataques bárbaros), en reemplazo de la puerta de "via Nomentana", la cual fue clausurada. Para tal efecto el sumo pontífice le encargó la obra a Miguel Ángel, quien presentó una serie de proyectos, entre los cuales se eligió el más económico, desestimando algunos de incomparable valor artístico por considerarlos "demasiado extravagantes".

Sin embargo, la puerta entra a la historia, no tanto por su insigne diseñador, sino por un evento ocurrido en sus inmediaciones a fines del siglo XIX. En 1870, nueve años después de unificación y la creación del Reino de Italia, la ciudad de Roma continuaba siendo la capital de los Estados Pontificios, los cuales no reconocían la legitimidad del reino de los Saboya. En aquel entonces la capital de Italia era Florencia, pero existía el deseo de convertir a la ciudad eterna en la capital del joven país.


Por orden del rey Vittorio Emmanuele II, 65.000 soldados italianos se plantaron fuera de los muros de la ciudad, decididos a conquistarala. Roma en aquel entonces era defendida por 15.000 hombres, entre los que se contaba la guardia suiza, un importante destacamento francés y una serie de voluntarios de diversas nacionalidades. }

En dicho lugar el 20 de septiembre cde 1870 las tropas de élite del Ejército Real Italiano, los "Bersaglieri", lograron hacer una brecha (unos metros a la derecha de Porta Pia) en las murallas aurelianas entrando a la ciudad. Roma se rendiría 5 días más tarde, con un saldo total de apenas 68 muertos y 209 heridos. Siendo incorporada al Reino de Italia, y unos meses más tarde (en febrero de 1871) declarada su capital.

Normalmente se subraya que la importancia central de este evento fue convertir a Roma en la capital de Italia, sin embargo, se tiende a olvidar que dicho evento implicó la muerte del Estado de la Iglesia (y de su poder temporal) que había existido por 1118 años. Tendrían que pasar otros 59 años, para que la Iglesia volviera a tener un Estado, cuando gracias a los Tratados de Letrán Mussolini reconoce a la Ciudad del Vaticano como Estado y Pio XI reconoce al Reino de Italia.

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