Una de las cosas que sabe casi todo el mundo es que Roma es la capital de Italia, nada más evidente, como decir que París es la capital de Francia. Pero, ¿desde cuándo es la capital? Se sabe que Roma es muy antigua, por algo le dicen la ciudad eterna. Pero exactamente cuándo se tranformó en la capital de este país.
Según la leyenda, un buen día, hace ya muchos años, una pareja de hermanos, abandonados al nacer, decidieron edificar una ciudad en el mismo lugar donde fueron encontrados por una loba de nombre Luperca, cuando aún eran unos lactantes. Tal hecho habría ocurrido hace unos 2.761 años, en un lejano abril de 753 AC, de acuerdo a los calculos de algunos antiguos historiadores romanos. Pues bien, estos hermanos se pelearon, como suele suceder en las historias antiguas, y uno mató al otro. El que sobrevivió, Rómulo, le dio su nombre (una derivación de él) a la ciudad, aunque el nombre del otro, también era bastante parecido.
A partir de aquel momento se instauró una monarquía de la cual fue la ciudad principal, o capitālis. Por ahí, más o menos, por el 510 AC, estos avanzados descendientes del hombre de la loba, decidieron constituirse en República. La cual, como fiel representante de los valores republicanos y democrático-helénicos, no encontró mejor forma de promover su novedosa forma de gobierno que extender sus dominios desde la Lusitania (Portugal) a Syria, y desde la Galia a Cyrenaica (en Libia). Para aquel entonces, la expansión era tal, que parecía evidente lo que debía ocurrir. El 31 AC, un señor de nombre Augusto (que en verdad se llamaba Caius Octavianus, y más sería conocido como Caius Iulius Caesar Octavianus Augustus) llegó al poder, y transformó esta "prospera" república, en lo que ya era de hecho, un Imperio.
Así pasaron los años, la ciudad de Roma, capital del Imperio, se consolidó definitivamnte como la ciudad más importante del "mundo" (según los Europeos y Mediterraneos, que escribían la historia). En su condición de "centro del mundo civilizado", fue fermento de toda clase tendencias venidas del exterior. Pasaron toda clase de estilos, modas y costumbres helénicas, así como también, en el siglo II, se puso de moda "lo egipcio" y se traían animales exóticos de África, obelicos, se construían pirámides, entre otras cosas. Años más tarde, se convertiría en el centro de una nueva religión, que seguía las ideas de un hebreo helenizado de pelo largo, cuyos seguidores morían devorados por los leones en el Coliseo.
Así como todas las modas, y todas las miradas, apuntaban a Roma, también los "bárbaros" de pelo rubio se vieron embelesados por el encanto romano, y decidieron darse una vuelta por la ciudad. Primero, un escandinavo señor de nombre Alarico entró con sus hordas a las ciudad, y la sequeó por 6 días. De ahí en más, ya nada era igual, y se sucedieron diveros visitantes "extrangeros". Hasta que un día 4 de septiembre del año 476, un señor de modales toscos, germano y de nombre Odoacro, destituyó definitvamente al último emperador romano, quien paradojalmente se llamaba Rómulo. Rómulo Augusto.
A partir de ese día, la ciudad perdió su antiguó esplendor. Dejo de ser el centro del mundo, y la capital del mundo civilizado. De hecho, en aquel tiempo quedaba muy poco mundo civilizado. Continuaron pasando los años, y los siglos. Se estableció en estas tierras, en el 756 un nuevo estado, gracias a la gentileza de un tal Carlomagno, que le quitó de las manos tan preciado trofeo a unos señores que se hacían llamar Lombardos. Es nuevo estado, se instaló, construyó edificios, iglesias, catedrales, y palacios, usando los antiguos como canteras, y continuó disfrutando de la ciudad aproximadamente por unos 1.100 años. En verdad, aun resiste en un pequeño barrio de la ciudad, bajo el nombre de Ciudad del Vaticano.
Pues bien. Corrían los últimos años del siglo XVIII, y un pequeño general francés amante de los caballos (de quien ya hemos hablado), decidió tomarse unas vacaciones en Roma. Hay una película llamada Roman Holiday, de 1953, con Gregory Peck y Audray Hepburn (una de las mujeres más hermosas que han existido), donde se los ve recorriendo los distintos destinos turísticos de la ciduad, pero claramente se refiere a otro tipo de vacaciones.
En 1798, montado sobre uno de sus corceles, Napoleón entró a la Ciudad Eterna, mandó al papa exiliado a Francia y proclamó la República Romana. La cual tuvo una breve duración de 1 año y medio. Como los enredos con el poder son extraños, el pequeño general le devolvió la ciudad al papa, y éste lo reconoció como Emperador de Francia, pero años más tarde conquistó la ciudad de nuevo. Una vez derrotado definitivamente, la coalición victoriosa le devolvió en pleno derecho la ciudad a la iglesia. Sin embargo, el pequeño francés había metido el "bichito" de la "autodeterminación" y el "nacionalismo" entre los relajados italianos.
Así continuó el convulsionado siglo XIX, hasta que llegó el año de La Primavera de los Pueblos, 1848. A raíz de la crisis económica, política y social, se sucedieron revolucionaes en toda Europa. evidentemente Roma no podía ser la excepción, y un grupo de intelectuales romanos fundaron una nueva República en 1849. Con una duración de apenas 6 meses, finalizó luego de que unos los franceses y austríacos decidieran invadir la ciudad y devolvérsela al papa. No pasaría mucho tiempo más, hasta que siguiendo al incansable Garibaldi y sus camisas rojas, derrotaron a austríacos, napolitanos y sicilianos, y sobre la base del Reino de Piamonte y Cerdeña, crearon el Reino de Italia en 1861. Como aún Roma estaba en manos de la iglesia, que era defendida por el Imperio Francés de Napoleón III, decidieron instalar la capital de Italia en Turín, de donde venía el Rey y su corte real. Casi como deslizándose, lentamente la capital comenzó a caminar hacia el Sur. Estuvo unos años en Florencia.
Nueve años más tarde, aprovechando el debilitamiento de los aliados de la iglesia por la Guerra Franco-Prusiana, el 20 de septiembre de 1870 los soldados de Garibaldi, un grupo de Bersaglieri, lograron vencer la resistencia de la amurallada ciudad de Roma en Porta Pía (hay que reconocer que eran bien pocos los soldados de la iglesia) y conquistaron la ciudad. De este modo, el Reino de Italia proclamaba a la ciudad de Roma como Capital del país, y el Estado Pontificio se declaraba "prisionero del Vaticano". Recién en 1929, poco tiempo después que los camisas negras hiceran su famosa marcha sobre Roma en 1922, tomándose el poder (felizmente entregado por el Rey), y luego de un acuerdo entre el papa Pío IX y Benito Mussolini, la Iglesia Católica reconoció la existencia del Estado Italiano y a Roma como capital.
En 1798, montado sobre uno de sus corceles, Napoleón entró a la Ciudad Eterna, mandó al papa exiliado a Francia y proclamó la República Romana. La cual tuvo una breve duración de 1 año y medio. Como los enredos con el poder son extraños, el pequeño general le devolvió la ciudad al papa, y éste lo reconoció como Emperador de Francia, pero años más tarde conquistó la ciudad de nuevo. Una vez derrotado definitivamente, la coalición victoriosa le devolvió en pleno derecho la ciudad a la iglesia. Sin embargo, el pequeño francés había metido el "bichito" de la "autodeterminación" y el "nacionalismo" entre los relajados italianos.
Así continuó el convulsionado siglo XIX, hasta que llegó el año de La Primavera de los Pueblos, 1848. A raíz de la crisis económica, política y social, se sucedieron revolucionaes en toda Europa. evidentemente Roma no podía ser la excepción, y un grupo de intelectuales romanos fundaron una nueva República en 1849. Con una duración de apenas 6 meses, finalizó luego de que unos los franceses y austríacos decidieran invadir la ciudad y devolvérsela al papa. No pasaría mucho tiempo más, hasta que siguiendo al incansable Garibaldi y sus camisas rojas, derrotaron a austríacos, napolitanos y sicilianos, y sobre la base del Reino de Piamonte y Cerdeña, crearon el Reino de Italia en 1861. Como aún Roma estaba en manos de la iglesia, que era defendida por el Imperio Francés de Napoleón III, decidieron instalar la capital de Italia en Turín, de donde venía el Rey y su corte real. Casi como deslizándose, lentamente la capital comenzó a caminar hacia el Sur. Estuvo unos años en Florencia.
Nueve años más tarde, aprovechando el debilitamiento de los aliados de la iglesia por la Guerra Franco-Prusiana, el 20 de septiembre de 1870 los soldados de Garibaldi, un grupo de Bersaglieri, lograron vencer la resistencia de la amurallada ciudad de Roma en Porta Pía (hay que reconocer que eran bien pocos los soldados de la iglesia) y conquistaron la ciudad. De este modo, el Reino de Italia proclamaba a la ciudad de Roma como Capital del país, y el Estado Pontificio se declaraba "prisionero del Vaticano". Recién en 1929, poco tiempo después que los camisas negras hiceran su famosa marcha sobre Roma en 1922, tomándose el poder (felizmente entregado por el Rey), y luego de un acuerdo entre el papa Pío IX y Benito Mussolini, la Iglesia Católica reconoció la existencia del Estado Italiano y a Roma como capital.
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