viernes, 30 de mayo de 2008

Strange Days

Cae pesada la lluvia en la madrugada romana. Días extraños como estos no podían sino traer noches inusuales como esta. Primero unos días frescos de calor primaveral, luego el viento africano portando consigo un calor sofocante, cercano a los 35 grados, luego las nubes, y posteriormente la lluvia.

Todo en menos de una semana. Se respira una singular sensación de final, de clausura, como si se estuviera en una bisagra temporal, como si llegara a su fin algún capítulo de una novela anónima. Extraña particularmente porque estamos a fines de mayo.


En la noche solitaria, la lluvia arrastra el polvo de una era extinta, cual si quisiera señalar el comienzo de otra inquetante. Es un poco lo de siempre, la sensación de lo inoxerable, esa extraña sensación de algo no volverá a ser como solía, a pesar de no ver moverse nada más que las hojas del calendario. Lo que parecía no poder llegar a ocurrir, ha comenzado. Aquello que no se quizo ver como posibilidad, finalmente sucedió. Confiábamos en que los italianos hablan más de lo que hacen, y que en este país existe una enorme distancia entre discruso y práctica.

Sin embargo, e inspirado en su triunfo electoral, comenzaron los ataques y golpizas a inmigrantes por parte de los grupos de extrema derecha. Primero, el ataque, quema y saqueo de campamentos gitanos, promovidos por la mafia, en Nápoles. Luego unos 20 neo-nazis atacaron a plena luz del día, en un barrio de Roma, numerosas tiendas de inmigrantes, golpeando duramente a uno de Bangladesh, y amezando a los colectivos sociales que funcionan ahí.

Un par de días después, cuatro neo-facistas con palos y cadenas a un par de estudiantes de izquierda, que retiraban unos afiches de este grupo en una, siendo repelidos por una veintena de estudiantes quienes destozaron su automóvil.

Todo ante la mirada negligente de los medios, que insisten en hacernos creer que son "hechos sin connotación política", y ante la indiferencia de la población. Pero, ¿qué se podía esperar? EL clima no solo trajo viento del África y lluvia del Atlántico, sino también algunas tormentas de xenofobia. Donde para recomendar un barrio para vivir, se dice normalmente "es tranquilo, no hay extra-comunitarios"; donde se aplican leyes que criminalizan a los inmigrantes; y donde se elige como alcalde a un "ex-fascista"; donde se bautiza una calle con el nombre de un antiguo anti-semita. En un escenario como ese, no podía extrañar la emergencia de grupos neo-nazis, que se dediquen a golpear inmigrantes, a destruir sus negocios, o a atacar a estudiantes de izquierda. Lo triste, es que a nadie le importa un "cazzo".

¿Yo? Como tantes veces, en soledad frente a la pantalla del computador. Meditabundo sin llegar a focalizarme en un pensamiento concreto. A fuera la lluvia amainando. La ciudad en silencio. En el cielo los primeros truenos. La madrugada dando sus primeros pasos en busqueda de un nuevo día, mientras la canción Strange Days va llegando a su fin.

2008

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