domingo, 28 de noviembre de 2010

Bologna




Comienza a llover. El frio volvió con dureza, casi imperceptiblmente. Tal como volvieron los días eternamente grises, la fria humedad que cala los huesos. El río comienza a crecer. En tierras cercanas se suceden inundaciones y nevadas, interrumpiendo el tedio de la niebla constante. Los días se hacen cada vez más, intolerablemente, breves. Recién pasadas las 4 PM la oscuridad se deja caer por los rincones de la ciudad y en días jornadas como esta, está presente todo el día. Cómo si fuera una amenaza. Así, la luz no pasa de promesa y el otoño anuncia un invierno que parece haber llegado para no moverse más.